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LITERATURA

Poesía

Narrativa

El Cocodrilo del río Magdalena y su amiga, La Iguana Verde

La carrera de la amistad

Sarah Michelle Rojas Montero – 601 JM

Saray Borrero Ramírez - 501 JT

En los alrededores por donde cruza el extenso río Magdalena se encuentran abundantes reptiles que ayudan a proteger las aguas del Huila.

Yo conozco una historia de dos amigos que se unieron gracias a las aguas caudalosas, aunque parezca falso, pero no lo es. Ahí va la historia que les voy a contar.

Una mañana resplandeciente, cuando los pajaritos cantaban y el sol brillaba, La Iguana Verde se levantó a tomar agua pero no pudo porque el cocodrilo estaba en el río Magdalena.

- ¿Qué haces ahí?   Preguntó La Iguana.

- Limpiando el río que las personas contaminan, respondió el cocodrilo.

- ¿Te puedo ayudar a limpiar el río? Preguntó La Iguana

- ¡Por supuesto! dijo el cocodrilo.

En ese momento se hicieron amigos la iguana y el cocodrilo, y prometieron que entre los dos iban a cuidar el río Magdalena.

Una tarde una familia estaba haciendo asado huilense. Después de compartir en familia dejaron el río Magdalena sucio. El cocodrilo se dio cuenta y les dijo:

-Recojan la basura, dijo el cocodrilo.

La familia reaccionó y dijo:

-Tienes razón cocodrilo, sin el río no podemos vivir, el agua es la fuente de vida de nosotros, respondió la familia.

Pero la madre no estaba de acuerdo y dijo:

-Para eso están las personas que limpian el agua.

 

La iguana vino y alcanzó a escuchar lo que dijo la madre.

-Tienes razón, pero puedes colocar tu granito de arena, respondió la iguana.

-Es verdad, iguana, para así contribuir a la limpieza del río Magdalena y que no esté contaminado.

Y así fue como la familia, el cocodrilo y la iguana ayudaron al río Magdalena para que no se siguiera contaminando.

Un día Max el tiburón amaneció optimista con ganas de ganar una carrera. Estaba cansado de perder frente a su rival Willy, quien siempre hacía trampa. Cierto día Max fue invitado a la carrera más importante del año, él sabía que Willy era uno de sus rivales pero fue valiente y decidió asistir.


Llegó el día de la carrera y todos los peces estaban nerviosos, menos Willy quien ya se sentía ganador. La carrera comenzó pero el público, al ver la vanidad de Willy, empezó a tirarle piedras hasta lograr impedir que continuara. Los demás participantes se aprovecharon de eso y tomaron la delantera.


-    Pero, un momento, ¿Y Max?...


En ese instante él pensó: ¡Pobre willy! Y pese a su gran deseo de ganar decidió detenerse y ayudar a quien lo necesitaba. Willy, al ver el acto de solidaridad de Max, le pidió disculpas y quiso ser su amigo.


Días después los peces amigos organizaron otra carrera en que competirían solo ellos. Max entrenó fuertemente para cumplir su sueño de ganar. En efecto, ese día él fue el campeón y Willy se sintió orgulloso. Entre todos celebraron, jugaron y fueron mejores amigos por siempre. 


Fin

Moraleja: la amistad vale más que cualquier cosa a cambio.

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Solo fue una pesadilla

Mady Isabella Trujillo García – 502 JT

Se acercaba mi cumpleaños número diez y deseaba con todas mis fuerzas que mi regalo fuera el nuevo videojuego sobre batallas que estaba de moda. Pronto llegó ese día tan anhelado. Me levanté muy feliz, me bañé, me alisté y desayuné. Había llegado la hora de la fiesta y estaba muy emocionada, especialmente por ver qué había dentro de los obsequios. ¡Ya casi terminaba la fiesta, ya era hora de abrir los regalos! 

Sin embargo, poco después empecé a ponerme muy triste, ya casi todas las bolsas estaban abiertas y en ninguna de ellas estaba lo que yo quería. Así que abrí la última bolsa.


-¡Dios mío!
-¡Gracias, era lo que yo quería! grité…Corrí a mi cuarto, prendí mi tv y conecté el juego a mi consola.

Era tan genial…Estaba tan feliz que perdí la noción del tiempo, pasaron horas sin darme cuenta de nada. De repente sentí hambre, así que decidí ir por un poco de comida. Cuando salí de mi cuarto vi que no quedaba nadie, excepto dos ancianos que decían ser mis padres. Me quedé congelada pensando cuántas horas, meses o años habían pasado. ¿Por qué ellos decían ser mis padres? Estaba tan confundida que empecé a llorar. 

De repente empecé a sentir que me movía, era como si alguien estuviera agitando mi cuerpo. De inmediato desperté. Me di cuenta de que solo me había dormido y había tenido una terrible pesadilla. Vi a mi madre a mi lado preocupada y me preguntaba si había pasado algo malo. No lo pensé dos veces, me lancé sobre ella ofreciéndole disculpas por el tiempo perdido lejos de ellos por estar pegada a la pantalla con los videojuegos. Me di cuenta de que los videojuegos no lo eran todo en mi vida, que estaba perdiendo grandes amistades, y momentos maravillosos de amor y alegría con mi familia.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


 

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El día en que Covid-19 empacó maletas

Daiana Alexandra Plaza Zapata - 501 JT

Por aquellos días de Marzo Neiva era la ciudad de siempre: caliente, folclórica, pero bella. Llegaban noticias de una ciudad muy lejana en China de nombre Wuhan y de cómo el malvado COVID-19 saltaba todos los obstáculos: de negocio en negocio, de colegio en colegio, de iglesia en iglesia y, lo que fue peor, de casa en casa.


Entonces sucedió que COVID-19 se apoderó de la vida de los ciudadanos chinos dejando a su paso enfermos, contagiados y muertos. Tomó fuerzas y empacó maletas para viajar al continente americano. Un día de Marzo nos sorprendió con su presencia en Neiva. Nadie aquí lo esperaba. “Esta tierra es muy caliente, vivir aquí no le gustará”, “Eso es mentira, aquí no va a venir, y si llega lo recibiremos como se merece, con agüepanela y limón`` decían los neivanos.


COVID-19 fue metiéndose en la casa de quien lo dejara entrar.  Algunos neivanos olvidaron ponerle el pasador a la puerta de su vivienda, otros no lavaban sus manos, muchos estornudaban sin taparse la nariz y boca, y muchísimos otros no se ponían tapabocas. Entonces COVID-19 volvió a portarse mal como lo había hecho en China.    


COVID-19 hizo lo que quiso y hoy en día, por sus travesuras, los neivanos tienen que quedarse en casa para no tener que recibir a tan molesta y triste visita, que viajó desde una ciudad muy lejana llamada Wuhan.

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El Río Magdalena

Nicolás Morales Aristizábal

Grado 5º. El Triángulo

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Mi barrio El Triángulo, donde vivo actualmente, es un lugar muy bello donde nos acompaña nuestro río Magdalena que cruza alrededor de las casas. Se ve mucha selva y muchos animales, y además queda a dos cuadras de mi casa. Mis vecinos y yo nos unimos para no permitir arrojar basura, porque es allí donde nos bañamos cuando está soleado y disfrutamos mucho. 


Encontramos hermosos animales como los peces, los patos chilicos, las garzas, las serpientes y los caimanes.

 

También contamos con una hermosa población de árboles muy frescos donde pueden venir a pasar un buen fin de semana en familia. 
 

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LA LUNA ROJA

Lisbeth Meriana Ruiz Sastoque
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Había una vez un planeta pequeño de color gris que se sentía triste porque sus habitantes lo destruían talando árboles y tirando desechos, las plantas ya no florecían y los animales se estaban extinguiendo.

    Un día una niña que caminaba por el planeta encontró una cueva, entró y para su sorpresa encontró una pequeña flor roja, estaba muy enferma, a punto de morir; sin embargo, era muy bella. La niña con mucho cuidado la recogió y empezó a buscar un lugar en el planeta donde pudiera sembrarla, buscó y buscó por todo el planeta, pero este estaba tan contaminado que pensó ¡No podría sobrevivir en ningún lugar!

    La niña miró al cielo con gran tristeza y de repente vio la luna, pensó que sería un buen lugar para cuidar aquella bella flor. Se puso su traje de astronauta, subió a una nave espacial y fue a la luna con la flor, la sembró, la regó y cuidó. La visitaba todos los días y le hablaba con mucho amor.

    La flor germinó y más flores nacieron hasta cubrir la luna, que llegó a verse completamente roja. Y desde entonces en cada otoño la luna y el pequeño planeta visten de rojo, porque sus habitantes tomaron conciencia y recuperaron el planeta en honor a la flor roja que desde el cielo los miraba. 
 

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