Revista|Voz Liceísta

Se dice que los estudiantes son el futuro del mundo, pero a menudo se les acusa de apatía. Sin embargo, la realidad es otra. Ellos han despertado, y reclaman su papel en el mundo y en el entorno que los rodea. Prueba de ello es la irrupción de líderes activistas de muy corta edad como la adolescente sueca Greta Thunberg, quien en agosto de 2018 decidió parar todos los viernes como protesta por la falta de acción de su país, y de la Unión Europea, ante el cambio climático. Se ha convertido en el símbolo de esta lucha y ha conquistado el apoyo de  miles de estudiantes por todo el mundo. Los estudiantes LICEÍSTAS no han sido ajenos a esta discusión.

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Son muchas las actividades en que los jóvenes han sido protagonistas. Un ejemplo claro es  el de los alumnos supervivientes de la matanza de Parkland (Florida, EE UU), que desde hace un año encabezan las movilizaciones por la regulación de la venta de armamento en su país. Cómo olvidar a la paquistaní Malala Yousafzai quien en 2014, a sus 17 años, se convirtió en la persona más joven en recibir el Premio Nobel de Paz. Le fue otorgado por su acérrima defensa del derecho a la educación, antes y después de haber sufrido un atentado a los 15 años. Ese acto la impulsó para hacerse más fuerte en su lucha. A su causa se unieron muchos jóvenes de otros países, entre ellos de Colombia.

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Estos son solo algunos ejemplos de una juventud involucrada —ahora y en todas partes— en la construcción de un mundo mejor en donde tengan vigencia los derechos humanos. Hoy convivimos con la generación de jóvenes más grande de la historia con la capacidad y las oportunidades necesarias para alcanzar su potencial, pues su juventud es la energía impulsora del desarrollo y de las acciones requeridas para lograr la paz y la seguridad en el mundo.

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Este cambio no se logrará pronto, pero queremos observar si fortalecer los grupos liderados por jóvenes funciona. Así sabremos realmente si, en realidad, están interesados en tener una sociedad mejor en donde todos los actores participen, en especial los grupos juveniles. 

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Desde la Coordinación de Convivencia en la IE Liceo de Santa Librada he sido testigo de un sinnúmero de jóvenes liceístas que han sido partícipes de este cambio, con aportes significativos basados en sus conocimientos y en su formación ciudadana. Es el caso de los jóvenes personeros, los contralores,  los representantes de cada grado y los egresados.

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Como adultos tenemos una idea mal concebida según la cual los jóvenes no poseen un pensamiento crítico frente a las adversidades de su diario vivir, y creemos también que sus opiniones son superfluas y poco acertadas. Pero no solo requieren ser atendidos en sus necesidades básicas, pues buscan, además, ser comprendidos y hacer parte de una sociedad más incluyente sin importar el género, la raza, y la condición económica y social.

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Absoluta y definitivamente los jóvenes, en especial los estudiantes liceístas, son el futuro. Tenemos que asegurarnos de que estén bien preparados para liderar los cambios. Tenemos que empezar a confiar en ellos, a ser más flexibles y a darles las oportunidades de experimentar. Pueden hacerlo. Solo tenemos que apoyarlos.