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En busca de mi felicidad

Daniela Perdomo Tovar
1105 (JM)

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La búsqueda de la felicidad es una tendencia humana que carece de un fin. Desde que tenemos conciencia actuamos para alcanzarla y gracias a esto nos mantenemos en constante preocupación por no fracasar en el intento. Los pensamientos que se desatan en nuestra mente producen una oleada de ideas erróneas sobre lo que realmente significa ser feliz. Aunque todos estamos en su búsqueda constante no solemos hacerlo bien. Se falla al dar predominio al bien individual sobre el bien colectivo. Esta falsa idea de felicidad es la responsable de la gran cifra de infortunios que padecen muchas personas. Pero, ¿cómo podemos encontrar adecuadamente la felicidad?

Debemos tener claro que la felicidad se encuentra dividida en dos lados complementarios. Uno es el lado emocional que desempeña la labor de sentir emociones positivas que surgen de la compañía de otras personas y del aumento de la autoestima, con el fin de anular aquellas emociones y pensamientos negativos que afectan fuertemente el bienestar. El otro es el lado cognitivo que se encarga de desarrollar en las personas la idea de si está o no llevando una vida buena que brinde la oportunidad de alcanzar la felicidad. Es esencial tener claro que “ser feliz no consiste en sonreír y pretender que todo está bien sin antes haber trabajado por nuestro bienestar”.

Según el estudio de la Universidad de Yale “Psicología positiva y la búsqueda de la felicidad” existen ciertos pilares de suma importancia que ayudan a formar a una persona feliz. Así, se realizaron estudios con personas felices para observar y evaluar sus comportamientos, y a la vez invitaron a otras menos felices para que imitaran las conductas y ver qué resultados traía a su vida este cambio de rutina. Concluyeron que copiar o aprender del estilo de vida de las personas felices hace que las otras también lo puedan ser.

Es de resaltar que una persona feliz dedica tiempo a socializar y pensar en los demás, dado que esto eleva su positivismo y deja atrás el autocuidado. De ahí que la felicidad no solo depende de lo que se hace por sí mismo, sino en cómo se puede contribuir para hacer feliz a otros. De igual manera el poder de la gratitud ayuda drásticamente a centrar la mente en pensamientos positivos dejando a un lado los negativos, lo que de una u otra manera permite crear ambientes de tranquilidad.  Por último e igual de relevante: es necesario crear hábitos de vida saludables como la meditación, cumplir con las horas de sueño para un apropiado descanso, practicar ejercicio o actividad física, evitar la comparación con los demás y aceptarse tal y como se es. Estas son algunas de las recomendaciones dadas por los expertos para llevar una vida tranquila y sana.

A modo de cierre agregamos lo que sigue: la felicidad se compone de pequeños momentos agradables que fomentan el bien común. Aquella felicidad que tanto tiempo llevamos buscando se encuentra en aquellos actos de fe que hagamos por otros. La respuesta está en las acciones positivas y de regocijo que nutren para bien el espíritu de la sociedad.

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