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¡A nuestra imagen y semejanza!

Por:  Karol Daniela Perdomo Osorio

Grado: 1001 JM

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¿Qué tan fragmentada está la juventud? ¿Qué tan desolada puede llegar a ser la cruda realidad? Realidad que se afronta a diario en esta patria; nuestra patria boba y dolida, una patria con una historia imposible de olvidar; una triste y cruda realidad que deja solo violencia, narcotráfico, opresión, pobreza, corrupción en todos los órdenes;  la crueldad de las personas contra sus semejantes, y qué no decir de la prostitución. En fin, esta patria ha sido tan golpeada, tan sufrida que deja como consecuencia un pueblo sin oportunidades dignas, un pueblo que se volvió conformista para poder sobrevivir; un país que es indiferente a su propia historia, porque decide el camino más fácil: olvidarse en vez de trabajar por un verdadero cambio social.

Es el grito desgarrador de la juventud y de los niños,  que tendrán que recibir esta nación, sin nada que brinde un estilo de vida digno para nuestra  mejor existencia. ¡Es verdad que en el camino encontraremos grietas que debemos subsanar como guerreros, pues estas son las huellas dejadas por nuestros antecesores manchados de sangre de inocentes, de corrupción y todos los demás males dejados desde la época de los españoles invasores!  Como dice el maestro Germán Castro Caicedo: “¡Bonita herencia que nos dejó la Conquista y la Colonia, en cada uno de los periodos de esta Colombia Amarga!”.   

Somos el reflejo de la sociedad española, y que El Lazarillo de Tormes retrata con gran maestría: sociedad pacata llena de toda clase de resabios; no es gratuito que tengamos los típicos corruptos en el poder con el aval de la Santa Iglesia Católica.  Observe usted en el Lazarillo de Tormes (cuya lectura recomiendo), cómo la iglesia utiliza estrategias para convencer al pueblo creyente e ignorante para que compraran las bulas Papales;  el alcalde corrupto prestándose para la jugarreta del desmayo y del beso de la cruz caliente; así tantas pruebas que nos presenta este libro.

¿Qué camino habrá para nosotros en este país?  ¿Existe un verdadero camino que se puede llegar a cumplir en esta patria tan quebranta y sin ilusiones?… Creería que no es así de fácil como sentarse,  tildar e incluso lanzar la crítica y no aportar como joven al cambio histórico del país.  Puedo asegurar que, aunque mi realidad es dura, tengo el anhelo del cambio, y quiero ser portadora hacia una sociedad más consciente,  más equilibrada, donde se cierren las brechas de las desigualdades, como profesaban Lenin y Carlos Marx.

Usted que lee estas líneas, ¿qué esperas para reaccionar?; ¿Qué le parece si ese cambio lo iniciamos ya?   Muchos de mi generación dirán: ¿qué se le puede pedir a un joven fantasma, que es invisible como el aire, como una gota de silencio?, ¡nada!  Yo pienso lo contrario;  tenemos que darnos cuenta de que el cambio es posible y está en nuestras manos, en nuestra forma de actuar, de educarnos, de exigir y construir futuro.

¡YO CREO EN MÍ Y ESPERO QUE MI GENERACIÓN DESPIERTE de la mano de la educación,  ese es nuestro sueño y lo lograremos!

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