Revista|Voz Liceísta

Cuando comienzas a ver al mundo con los ojos de la curiosidad y la aventura empiezas a vivir una oportunidad más sin querer que ello termine algún día. Justamente todo fue creado a la perfección o, mejor aún, con una función: para cada situación, para cada emoción, para cada vivencia y para cada mundo como lo es cada persona. Esto mismo sucede a la hora de meditar según como desees practicarlo, o con los elementos que desees incluir. Pero todo con un mismo objetivo: que el ser humano alcance en aquel preciso instante el maravilloso proceso de interiorizar lo más íntimo de su propio ser. En muchas ocasiones no creemos saber, o simplemente pasamos desapercibidos muchos aspectos, porque nos enfocamos en la monotonía diaria o en una rutina estricta, sin dedicar un pequeño espacio de total tranquilidad o liberación para saber quiénes somos, qué queremos y cómo somos ante los demás.

No creí que mi experiencia frente a esto iba a ser tan pronto porque no estaba en la lista de mis intereses, o porque nunca antes alguien me lo había sugerido como experiencia o tal vez como hobby. Precisamente aquel día llegó, en primera instancia como cualquier otro día, sin saber con la grandiosa experiencia que estaría a punto de vivir. Para ser sincera ha sido una de las actividades que más he disfrutado en todos los aspectos una vez la realicé. Aparte de que suelo tener estos espacios para poder conocerme mejor y trabajar en ello de distintas formas, no creí que hubiese otra mejor forma de hacerlo. Considero que el ser humano no debería pensar un segundo más para considerar esto como uno de los mejores métodos de relajación.

Antes de comenzar la experiencia de meditación me aseguré de tener todos los materiales en mi hogar, y así poder crear un agradable entorno para encontrarme a mí misma. Logré motivar a mi familia para que lo realizaran después de mi experiencia. También decidí que a partir de ese instante daría una vuelta a la página de mi vida que guardaba todos aquellos recuerdos no tan buenos, emociones desagradables, inseguridades, negativismo y cosas que de cierta manera no han dejado crecer a Mercedes como persona, y así poder darle un respiro agradable a mi corazón y a mi alma. Supe que aquella actividad me serviría tanto para mi vida personal, desde el momento en que acepté darme una oportunidad de conocer un poco más de aquello que estaba bien oculto dentro de mí, aún más en estos tiempos de pandemia donde se vive la tensión y la angustia. Aparte de que me encontré conmigo misma son increíbles las preguntas plasmadas en cada sesión que no solía hacerme. Ellas traían una verdadera enseñanza y reflexión para el ser que estoy formando a diario. Sin duda esto me hace bien y puedo irradiar a través de esto luz positiva a los demás, principalmente tranquilidad para mi desarrollo como persona. Lo repetiría las veces que fuese necesario, una gran experiencia, sin duda actividades como estas deberían invadir al mundo y el ser de cada persona.